viernes, 25 de noviembre de 2011

Un instante en la vida

Hay días en los que te parece que nada de lo que te rodea tiene el más mínimo sentido para ti, te levantas de madrugada, te preparas y sales al trabajo donde te espera una jornada insulsa y llena de sinsabores , compartiendo un tiempo con personas que nada tienen en común contigo salvo el diario discurrir de una jornada laboral poco gratificante. Si tus metas en la vida son diversión , pasarlo divinamente bien y embotarte los sentidos con mil y una situación descabellada, rallando en lo absurdo , vale , tal vez sea un día muy emocionante para ti ; entonces no tengo nada que decir.
Pero mi caso es otro y ...pienso que alguno lo compartirá. Soy una mujer de mi tiempo, es decir vivo en el siglo xxi , pero tengo un profundo sentido de la espiritualidad , aun que a mí me gusta llamarle conexión , puesto que siento en eses momentos una unión indescriptible con ALGO o ALGUIEN  muy superior a mí , tengo una empatía desarrollada que me hace daño en algunos instantes , en eses momentos debo llenar mi mente de música para poder superar el mal que me causan algunas personas , situaciones , palabras o chismorreos varios que a lo largo del día estoy obligada a oír.
Regreso a casa más agotada del esfuerzo de mantenerme al margen de esa situación que del trabajo en sí.
Hoy fue uno de eses días nefastos. Estaba casi al borde del llanto sintiéndome un ser fuera de lugar , alguien anormal en este mundo arrollador y demasiado superficial , así que decidí dar un paseo de vuelta a casa , con la mente entristecida y el espíritu apagado , no encontraba mucho sentido a mi vida en ese momento . En ese estado con los nubarrones llenandome el pensamiento una voz a mi lado me pregunta la hora .  Una anciana de aspecto frágil y voz suave me mira como no queriendo molestar por la pregunta , tras responder iniciamos una charla donde hablamos de lo humano y lo divino .Me dijo cosas que yo llevaba varios días meditando en  mi interior , respondía a mis dudas sin yo planteárselas y conecté con ella más que con gente de mi generación .
Me alivió el alma . Tras despedirnos después de cinco minutos hablando allí de pie en la acera , bajo una farola, mis pies volaban , ya no sentía el peso de la soledad , había encontrado otro ser que compartía ese sentir , ese anhelo de superar las dificultades y apreciar lo bello de los instantes fugaces . Ahora escribiendo este suceso, pues doy fe de que es real , me doy cuenta de que no se su nombre y casi no recuerdo su cara , solo su voz bendiciendóme por haberme entretenido en escucharla , cosa rara ,según ella (yo pienso igual) , en esta época de prisas y de vida apurada. Gracias, seas quien seas , que también Esa Fuerza sea contigo.

1 comentario:

  1. la conexión interna debe ayudarnos a compartir el mundo exterior, la riqueza espiritual de algunas personas debe proyectarse en la vida de los demás, tal cual lo hizo la anciana contigo, debemos ayudar a quienes nos rodean a fijarse en nuestro interior a través de la palabra, debemos compartir nuestro secreto y eso nos fortalecerá, por que el fin de los dones que Dios nos otorga siempre lo encontraremos fuera de nosotros.
    querida Ana está muy lindo tu blog, visita el blog de Soliloquios de la gran Visigoda, te gustará, saludos querida amiga

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